Para y observa tu ciudad…
¿Cómo es? ¿Qué ritmo tiene? ¿Qué te aporta? ¿Cómo son sus habitantes? ¿Cómo te relacionas con ellos? ¿Qué te gusta hacer en tu ciudad?
Imagino que no te habrás parado a pensar mucho estas preguntas y el ritmo por el que habrás pasado de una a la siguiente tiene mucho que ver con el ritmo que has contestado para tu ciudad…
La ciudad no es más que un espejo o una metáfora de nuestra vida… si has volado por las preguntas y el ritmo de tu ciudad es acelerado puede que tu vida sea igual, puede que no te estés dando la pausa necesaria para salir de esa espiral y reflexionar…
¿Y para qué sirve parar y reflexionar? Permíteme responderte con otra pregunta… ¿y para qué sirve ir acelerado y no pensar?…
En la parada hay pausa, hay belleza, detalle, aprecio, admiración, agradecimiento, mirada, creatividad, sentimiento, calma, emoción…
En la aceleración hay estrés, hay inercia, rapidez, ceguera, rutina, mente, bucle, ansiedad, nervios…
Para y observa tu vida ahora… y dime, ¿cuál es tu ritmo? ¿Cómo te gustaría mejorar “tu ciudad interior”? ¿Tienes tiempo para ser tu propi@ alcalde o alcaldesa? ¿Qué se te ocurre hacer para que sus habitantes se lleven mejor y disfruten de la vida?
¿Qué tal el ritmo ahora, igual o diferente?… Vale, paro aquí… gracias por acompañarme, yo me quedo un poco más disfrutando de estas vistas…
si quieres sigue ahora tú…
por tu cuenta…
con “tu ciudad”…
a tu ritmo…